Brindar, conversar, compartir, reír a carcajadas… Hay cosas que se viven con más intensidad entre amigos. Como el sabor de una buena tapa.
Sentarse en un espacio al aire libre a disfrutar de un picoteo y una buena conversación. Esa es la base de toda sesión de ‘terraceo’ que se precie. Pero ‘terracear’ implica muchas cosas más. Las ganas de pasar tiempo con los tuyos, la pérdida de la noción del tiempo, el sonido de las carcajadas que estallan a la vez, las ‘disputas’ por la última tapa que queda en el plato, la canción que te atrapa y no puedes dejar de escuchar, los reencuentros… Cuando las comidas se prolongan sin remedio, cuando cada vez que se suma alguien se le da la bienvenida, cuando los cubiertos no son necesarios y los protocolos se olvidan, la reunión solo puede ser un éxito. ‘Terracear’ es sinónimo de divertirse entre amigos. Es compartir. Por eso, al final, ni el lugar, ni el espacio, ni el clima son importantes. Se puede ‘terracear’ en el sofá en torno a una mesa baja. O en el suelo, sobre la alfombra del salón. Incluso de pie, durante una celebración cualquiera. O alrededor de la encimera de la cocina, ¿por qué no? Encontrar en los planes cotidianos ocasiones para organizar una reunión informal no requiere más que voluntad. Y actitud, claro.
A una tapa nunca le puede faltar una bebida que la acompañe. Y si es un vino español, ¡mucho mejor! Para una comida ligera, elige un Rueda fresquito.
Una tapita de jamón, un poco de fuet para abrir boca… Los embutidos de nuestra tierra se prestan a ser compartidos.
Una receta muy sencilla y perfecta para servir como aperitivo o en una cena de picoteo. Matiza un sabor de toda la vida, el del fuet, con el toque justo de sofisticación que aporta la rúcula. ¡Y que no se diga que en tu cocina faltan ideas!
Una receta fácil y rápida para sorprender a cualquier paladar. Para dar un último toque en la presentación prueba a acompañar cada montadito con una mezcla de diferentes lechugas: trocadero, romana, hoja de roble, etc.
Brindar, conversar, compartir, reír a carcajadas… Hay cosas que se viven con más intensidad entre amigos. Como el sabor de una buena tapa.
Oscuridad y misterio. Pasión y entrega. Cuando al caer la noche comienzan la música y baile, se degustan los sabores más puros, los tragos más selectos.
No hay nada como lanzarse a la calle a disfrutar del clima templado y de la deliciosa sensación del sol sobre la piel. Con unas cañas y algo de picar, mucho mejor.
Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo. No hace falta una fecha señalada para encontrar un motivo de celebración.
La receta para ser partícipe del espíritu del tapeo es sencilla: una buena base de naturalidad con una pizca de flexibilidad y un chorrito de disfrute. El resultado es delicioso.
La compañía líder en el sector de los elaborados cárnicos en España cuenta con una amplia presencia geográfica y la confianza de millones de consumidores.